lunes, 2 de abril de 2012

MÉXICO Y LA ENERGÍA NUCLEAR

El Consejo Federal Suizo aprobó hace menos de un año el progresivo abandono de la energía nuclear, lo cual no es un reto pequeño. Actualmente, ese medio de energía representa más del 36% de las fuentes de energía del país, solo detrás de las fuentes hidráulicas, y muy por encima de las alternas, como la eólica y la solar. Después de la tragedia japonesa en Fukushima, el pueblo suizo decidió, en un referendo, abandonar en un plazo de 30 años la energía nuclear, habiendo sido instruidos que las cinco centrales nucleares podían seguir funcionando con seguridad por otros cincuenta años. Los retos a superar para compensar esa pérdida de energía nuclear son: ampliar las fuentes de energía hidráulica; ampliar las fuentes de energía renovable (eólica, solar, geotérmica); lograr una mayor eficacia energética gracias a aparatos de menor consumo y un mejor aislamiento de los edificios, etc.

Es interesante estudiar las políticas que están prevaleciendo en otros países, sobre todo en momentos en los que Brasil, por citar un ejemplo, ha apostado por el aumento de energía nuclear. Pero quiero llamar la atención, sobre todo, a la madurez política del pueblo suizo en la toma de decisiones. En vez de aceptar que las decisiones las tomen y las impongan sus gobernantes, prefieren ser ellos los que las tomen, dejando a sus gobernantes únicamente la labor de coordinar los esfuerzos para que se haga lo que el pueblo ordenó en el referendo. La madurez para la toma de decisiones está en el pueblo; la capacidad de razonar está en el pueblo. La democracia real se representa en un pueblo organizado para tomar sus propias decisiones, y no por quien fue contratado solamente para coordinar su realización.

Independientemente de la política energética, la lección principal para nosotros, el pueblo mexicano, está en vivir en una auténtica democracia.