sábado, 20 de octubre de 2012

Uruguay y el aborto

Es de actualidad en el Uruguay de estos días, platicar sobre el aborto. Están  discutiendo en las  cámaras si legalizan esa práctica o  no. Dicen las unas, que ellas son dueñas de su cuerpo y, por lo tanto, pueden decidir libremente que hacer en ellos y con ellos. Otras dicen que no, que abortar es un crimen, que va en contra de las ordenanzas bíblicas, y que no es correcto. Y esgrimen, mezclando unas cosas con otras, que ello se justifica sobre todo en los casos de violación y de enfermedades de la criaturita esperada. También hablan sobre el nulo valor de esa gestación, hasta que cumple la edad de las doce semanas. Antes de ello, me han dicho, son “solamente un conjunto de membranas” sin valor.
No quiero meterme ahora a considerar los embarazos por violación, o de gestaciones con alguna patología. Ellas son consideraciones especiales, de las cuales podríamos llenar páginas y páginas. Quiero, solamente, hacer dos consideraciones: la primera, preguntar cual es la reacción de Dios, ante ese aborto de “membranas” sin concierto ni valor. Hablando con Jeremías, le dice el Señor: antes que te formase en el vientre te conocí (Jeremías 1: 5) Es decir, ya somos conocidos por el Señor, y caros a sus ojos, desde el momento mismo de la concepción.   Si, caros, queridos, conocidos. Y ya entonces prevalece aquello de “no matarás”
El segundo considerando es éste: dicen las damas que son libres de decidir qué hacen con sus cuerpos. Si el aborto se ha de practicar en ellos, en sus cuerpos, pues parecen tener razón al decir que tienen toda la libertad para decidir si pueden o no expulsar a ese “huésped incómodo”. Que si les ha de doler, depende de ellas exponerse o no a ese martirio.
Y están por otro lado las que niegan valor al producto de la concepción. Existe, según ellas, un algo especial, algo espiritual, que pasa cuando ese producto llega a las doce semanas,. Como si hasta entonces viniera el Espíritu  Santo y recordara que un nuevo ser vive en ese vientre. Un olvido imperdonable, porque hablamos del Santo Espíritu. Y bueno, como hasta entonces ejerció su bendita influencia sobre esa nueva manifestación de la Creación, pues es válido tratarlo desde ese momento con el respeto y valor que debe merecernos esa bendición de Dios. Pero no antes de las fantásticas doce semanas. Antes, ya lo dije, Dios se olvidó de esa concepción, lo cual les da el derecho de ultrajar esa obra de la Creación de Dios. Por favor, qué les pasa. Quien erigió a esas personas en dioses, para establecer cuando comienza la vida.
Y mi segundo considerando es el siguiente: la mujer que decide abortar es una actriz en el drama. Actriz que debiera considerar que ya no está sola. Ha permitido que a su vientre llegue una nueva vida: un bebito bendito del Señor. La decisión de abortar le cuesta a esa dama dolor y ciertas inconveniencias. Al nuevo actor, al bebito, en cambio, le cuesta a vida. Son dos, pues, los que están involucrados: la mamá, y el bebito. La madre, conscientemente (o inconscientemente, mas bien), toma su decisión sobre la base de una molestia pasajera. Pero al que le está costando la vida, ni siquiera le pregunta: bebito, carne de mi carne, sangre de mi sangre, ¿no te importa que te mate?   

BULLYING

El BULLYING, o acoso, se define como una opresión repetitiva, psicológica o física, de una persona o grupo de personas, percibidas como más poderosas o fuertes, hacia una persona menos poderosa, menos fuerte.   El poder se establece por percepciones que van desde la falta de confianza del débil, por tener problemas en el hogar, o por debilidad física. Y, aunque las que más lastiman a la sociedad son las escolares, éste acoso también se da entre adultos: con apodos incómodos, con chismes, etc.
Los abusadores son normalmente líderes que tienen la fama de ser más poderosos, fama que les permite liderar a otros, constituyéndose así en pandillitas, que ejercen el dominio con la fuerza del número. Siguen a un líder, es importante decirlo para no dejar pasar la oportunidad, que está demostrando su cobardía, ya que normalmente no se atreve a acosar solo a sus víctimas.
Éste es un caso de nuestro entorno, y completamente de actualidad. En El ECONOMISTA del día de hoy mencionan que el 50% de los infantes de Querétaro, nuestra ciudad,  resiente el acoso, según datos de la CEDH. Es decir, si tenemos dos hijos, es muy probable que por lo menos uno de ellos esté siendo acosado por sus compañeros. Debemos tener un contacto muy íntimo, muy especial con nuestros hijos o nietos,  contacto de confianza, para lograr que nos cuenten sobre sus cuitas; porque esas situaciones de acoso pueden ser la causa de un bajo aprovechamiento de nuestros escolares, la razón porque no quieran ir a la escuela, o porque no gocen la misma, o algún otro síntoma raro.
Todos hemos presenciado, con mucha tristeza los más, como niños alegres, con valores naturales para convertirse en pro hombres, terminan vegetando como adultos, sin poder desarrollar a cabalidad esa capacidad  que recibieron de Dios; cómo ese acoso que resintieron de niños produjo en ellos una limitación social, un triste y escaso desempeño en lo social, de un adulto que fue preparado por Dios para entregar una vida fructífera y catalizadora de cambios sociales. Parecen como uno de esos gigantescos globos de Cantoya, turgentes, vibrantes por recibir la orden de “despega y vuela”, pero que están detenidos por alguna ramita insignificante que se metió en su camino, y que ridículamente inhibe el despegar del coloso. Es impresionante comparar la cantidad de genios que produce Dios en cada generación, con los poquísimos que la sociedad permite que salgan a producir aquello que pudieron. Pobreza, acoso, situaciones mezquinas de poder o de economía, merman, limitan o aniquilan cada vez a una parte enorme de cada generación.   
¿Qué podemos hacer para evitar que ésta situación siga creciendo y extendiéndose? Pues depende de  la posición social, educacional o política que tenga cada uno de nosotros. Habrá quien tenga  más oportunidades que otros. Pero lo que sí podemos todos es, desde nuestro ambiente familiar o social, conversar con aquellos que están en edad o situación de estar siendo acosados. Escolares, principal, aunque no únicamente. Y hacer conciencia entre ellos de nuestro repudio por ese acoso. Hacerles ver que están equivocados, si piensan, por lo repetitivo del acoso, que ellos no valen. Lograr que rescaten su concepto de valía social y cristiana. Liberar ese enorme, poderoso y precioso globo, para que emprenda su vuelo por el enorme cielo de oportunidades que se abre frente a él.